Desde la óptica de un cubano
Nací y crecí en una isla bloqueada económicamente. El embargo impuesto por los Estados Unidos hacia mi patria, ha sido un yugo por más de cinco décadas para varias generaciones de cubanos.
Desde que ingresé a la escuela, los maestros comenzaron a hablarnos de algo que se llamaba “bloqueo”, el cual era el causante de todas nuestras penas y vicisitudes. En un principio, imaginaba el dichoso bloqueo como un gran muro infranqueable sobre el mar vigilado por los yanquis. Con los años, dicha visión se fue apegando más a la realidad, llegando a conocer en detalle el fenómeno.
Las implicaciones para una isla que es sometida a este tipo de hostigamiento, son realmente mayúsculas. Las mismas repercuten en todos los planos, comenzando por el económico, transitando por el político, el social, y terminando en el cultural.
Con lo anteriormente expuesto, quiero aclarar que no todo lo que sucede en Cuba es culpa del bloqueo, tengo la certeza de que el mismo ha sido utilizado más de una vez como chivo expiatorio para enmascarar errores graves que repercutieron más de una vez en el día a día del pueblo.
Estuve viviendo algunos años en el monstruo, como llamara José Martí a los Estados Unidos, y llegué a conocerle las entrañas. El león no es como lo pintan, y debo admitir que el gobierno cubano estuvo pintando un león bien feo por más de 50 años. Ese tiempo fuera de mi patria, me sirvió para ver la otra cara de la moneda, y de paso disfrutarla un poco.
Hoy me encuentro en México, un terreno más neutral donde se puede probar de las dos aguas sin miedo a envenenarse.
La causa que me llevó a sentarme frente a la computadora con la comida en la garganta es que hoy comenzó, finalmente, a quebrarse el último bloque de la guerra fría. En horas de la mañana, los presidentes de Cuba y Estados Unidos emitieron un comunicado que marca la reapertura de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. Lo primero que deseo acotar es que el bloqueo no ha sido ni será levantado, al menos en un futuro próximo; sin embargo, van a comenzar a sucederse cambios que transformarán la vida tanto de los cubanos que viven en la isla como la de los que viven fuera.
No pretendo en este pequeño artículo ilustrar lo que se ha estado trasmitiendo una y otra vez en las principales televisoras a nivel mundial; mi propósito es citar algunos puntos claves y precisos en materia de repercusión directa para los cubanos. Vayamos al grano:
· Desde el punto de vista económico, y en caso de que Cuba pueda comerciar libremente con una ruptura del embargo, el crecimiento va a ser palpable. En la actualidad, es muy difícil comerciar con otros países. Los precios de los productos se inflan demasiado por el llamado “factor riesgo”, el cual no es más que una cantidad monetaria extra que debe pagar Cuba a las empresas con las que comercia, por las posibles implicaciones negativas que pueden acarrear el comerciar con la isla.
· Abiertas las relaciones, se propiciarán los vuelos directos y sin restricciones para todos esos cubanos que residen en suelo norteamericano. Sin dudas, es un aliciente para todos esos compatriotas que han sufrido en carne propia el aislamiento por cuestiones políticas.
· El acceso a Internet para los cubanos es casi nulo. Se puede disfrutar de la red de redes en muy pocos puntos y por un precio descabellado. Lo mismo sucede con los teléfonos celulares, los cuales no están restringidos, pero cuyos precios son demasiado elevados. Estrechando las relaciones con Estados Unidos, es muy posible que esos servicios se vean beneficiados.
· Del otro lado del charco está una gran parte de los cubanos que residen en Florida, este punto debe ser tocado con pinzas quirúrgicas. Luego de los comunicados, grupos de anticastristas se lanzaron a las calles a protestar la decisión tomada por Obama. Este comportamiento de repudio a una medida que va a beneficiarnos a todos, carece de sentido a simple vista. Sin embargo, los cubanos que están en contra de estrechar los lazos son esa minoría que podemos llamar “dolidos” porque perdieron algo con el proceso revolucionario cubano. Claro, también están aquellos que se benefician con el conflicto. No es mi intención ponerme en uno u otro lado, pero me asalta una simple pregunta ¿Por qué seguir hurgando en una herida que pudo haber cicatrizado hace décadas?
En fin… espero que este sea el comienzo del fin de las injustificadas y arcaicas hostilidades entre ambos gobiernos. No es hora de comenzar a tirar y ver quién se queda con la mayor parte de la cuerda; es hora de apostar por el entendimiento, la razón, y la convivencia pacífica. De una manera u otra, y sin importar latitudes, todos compartimos el mismo pedazo de tierra agonizante en el espacio.
Maikel Nieves Cruz
Nací y crecí en una isla bloqueada económicamente. El embargo impuesto por los Estados Unidos hacia mi patria, ha sido un yugo por más de cinco décadas para varias generaciones de cubanos.
Desde que ingresé a la escuela, los maestros comenzaron a hablarnos de algo que se llamaba “bloqueo”, el cual era el causante de todas nuestras penas y vicisitudes. En un principio, imaginaba el dichoso bloqueo como un gran muro infranqueable sobre el mar vigilado por los yanquis. Con los años, dicha visión se fue apegando más a la realidad, llegando a conocer en detalle el fenómeno.
Las implicaciones para una isla que es sometida a este tipo de hostigamiento, son realmente mayúsculas. Las mismas repercuten en todos los planos, comenzando por el económico, transitando por el político, el social, y terminando en el cultural.
Con lo anteriormente expuesto, quiero aclarar que no todo lo que sucede en Cuba es culpa del bloqueo, tengo la certeza de que el mismo ha sido utilizado más de una vez como chivo expiatorio para enmascarar errores graves que repercutieron más de una vez en el día a día del pueblo.
Estuve viviendo algunos años en el monstruo, como llamara José Martí a los Estados Unidos, y llegué a conocerle las entrañas. El león no es como lo pintan, y debo admitir que el gobierno cubano estuvo pintando un león bien feo por más de 50 años. Ese tiempo fuera de mi patria, me sirvió para ver la otra cara de la moneda, y de paso disfrutarla un poco.
Hoy me encuentro en México, un terreno más neutral donde se puede probar de las dos aguas sin miedo a envenenarse.
La causa que me llevó a sentarme frente a la computadora con la comida en la garganta es que hoy comenzó, finalmente, a quebrarse el último bloque de la guerra fría. En horas de la mañana, los presidentes de Cuba y Estados Unidos emitieron un comunicado que marca la reapertura de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. Lo primero que deseo acotar es que el bloqueo no ha sido ni será levantado, al menos en un futuro próximo; sin embargo, van a comenzar a sucederse cambios que transformarán la vida tanto de los cubanos que viven en la isla como la de los que viven fuera.
No pretendo en este pequeño artículo ilustrar lo que se ha estado trasmitiendo una y otra vez en las principales televisoras a nivel mundial; mi propósito es citar algunos puntos claves y precisos en materia de repercusión directa para los cubanos. Vayamos al grano:
· Desde el punto de vista económico, y en caso de que Cuba pueda comerciar libremente con una ruptura del embargo, el crecimiento va a ser palpable. En la actualidad, es muy difícil comerciar con otros países. Los precios de los productos se inflan demasiado por el llamado “factor riesgo”, el cual no es más que una cantidad monetaria extra que debe pagar Cuba a las empresas con las que comercia, por las posibles implicaciones negativas que pueden acarrear el comerciar con la isla.
· Abiertas las relaciones, se propiciarán los vuelos directos y sin restricciones para todos esos cubanos que residen en suelo norteamericano. Sin dudas, es un aliciente para todos esos compatriotas que han sufrido en carne propia el aislamiento por cuestiones políticas.
· El acceso a Internet para los cubanos es casi nulo. Se puede disfrutar de la red de redes en muy pocos puntos y por un precio descabellado. Lo mismo sucede con los teléfonos celulares, los cuales no están restringidos, pero cuyos precios son demasiado elevados. Estrechando las relaciones con Estados Unidos, es muy posible que esos servicios se vean beneficiados.
· Del otro lado del charco está una gran parte de los cubanos que residen en Florida, este punto debe ser tocado con pinzas quirúrgicas. Luego de los comunicados, grupos de anticastristas se lanzaron a las calles a protestar la decisión tomada por Obama. Este comportamiento de repudio a una medida que va a beneficiarnos a todos, carece de sentido a simple vista. Sin embargo, los cubanos que están en contra de estrechar los lazos son esa minoría que podemos llamar “dolidos” porque perdieron algo con el proceso revolucionario cubano. Claro, también están aquellos que se benefician con el conflicto. No es mi intención ponerme en uno u otro lado, pero me asalta una simple pregunta ¿Por qué seguir hurgando en una herida que pudo haber cicatrizado hace décadas?
En fin… espero que este sea el comienzo del fin de las injustificadas y arcaicas hostilidades entre ambos gobiernos. No es hora de comenzar a tirar y ver quién se queda con la mayor parte de la cuerda; es hora de apostar por el entendimiento, la razón, y la convivencia pacífica. De una manera u otra, y sin importar latitudes, todos compartimos el mismo pedazo de tierra agonizante en el espacio.
Maikel Nieves Cruz