Un pedacito de mi infancia.
Un día tan especial como hoy no puede pasar desapercibido. Normalmente nos acostumbrados a obsequiar satisfactores materiales en los cumpleaños. Ya hace unas horas te regalamos algo, pero no quería acostarme sin obsequiarte algo quizá un poco más especial.
A veces uno se pone a pensar en las causas que lo llevan a inclinarse por tal o cual camino en la vida. Hace muy poco comencé a buscar el posible origen de mi amor hacia las letras, y para bien o para mal, encontré dos hechos puntuales y un tanto curiosos que pudieran ser las raíces de este oficio que intento pulir día tras día, no siempre con los mejores resultados, pero eso es parte del proceso.
Me gusta regir buena parte de mi vida por la ley de causa/efecto. Me inclino a pensar que todo sucede por alguna razón, nada sale de la nada. El primer suceso de los dos que te comenté arriba es el hecho de que mi tío que vive en Rusia dijera, casi de manera casual, que mi padre escribía cuando era joven. “Casualmente”, un par de días antes me había estado preguntando las razones que me habían inclinado al camino de la escritura. Creo muy poco en las casualidades, así que quiero pensar que parte de esta afición viene de cierta forma tallada en mi código genético, lo cual me alegra mucho, porque al fin y al cabo es algo más que conservo de mi papá.
El segundo suceso es un poco más práctico, aterrizado, y te lo quiero compartir. Aprendí a leer a los 5 años. Nada especial, lo hice como la mayoría de los niños de mi patria, a fuerza de práctica y reprimendas de una profesora que te apretaba las orejas si te equivocabas al leer. El asunto es que aprendí a leer con los “Versos Sencillos” de José Martí, los cuales estaban impresos en letras grandes en el libro de lectura de primer grado.
No comprendía qué era aquella escritura que mezclaba nubes con sentimientos, y ni siquiera llenaba el renglón, pero que tenía un ritmo misterioso y adictivo que me incitaba a seguir leyendo. Recuerdo que una tarde le llevé aquello a mi madre y me explicó que se llamaba poesía, y que era escrita por personas que veían el mundo con otros ojos. No recuerdo exactamente si entendí la connotación de aquellas palabras en ese momento, pero tuve la certeza de que quería pertenecer a ese grupo.
Esos versos me han acompañado durante toda mi vida, y te reproduzco algunos de ellos al final, como otro regalo de cumpleaños.
Ya no estoy tan seguro, pero por si quedan dudas, quiero trasmitirte dos cositas con este mensaje:
1. Nada sucede porque sí. Hay algo grande, aunque oculto, detrás de que hayamos coincido de manera tan profunda en la vida; porque de ser dos extraños en la noche, comenzamos a compartir techo y estoy seguro que va a ser de por vida.
2. Quería compartirte otro pedacito de mí, para que me conozcas más. Es un regalo humilde, pero viene del corazón.
Feliz cumpleaños.
Versos sencillos:
Yo soy un hombre sincero...
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.
Un día tan especial como hoy no puede pasar desapercibido. Normalmente nos acostumbrados a obsequiar satisfactores materiales en los cumpleaños. Ya hace unas horas te regalamos algo, pero no quería acostarme sin obsequiarte algo quizá un poco más especial.
A veces uno se pone a pensar en las causas que lo llevan a inclinarse por tal o cual camino en la vida. Hace muy poco comencé a buscar el posible origen de mi amor hacia las letras, y para bien o para mal, encontré dos hechos puntuales y un tanto curiosos que pudieran ser las raíces de este oficio que intento pulir día tras día, no siempre con los mejores resultados, pero eso es parte del proceso.
Me gusta regir buena parte de mi vida por la ley de causa/efecto. Me inclino a pensar que todo sucede por alguna razón, nada sale de la nada. El primer suceso de los dos que te comenté arriba es el hecho de que mi tío que vive en Rusia dijera, casi de manera casual, que mi padre escribía cuando era joven. “Casualmente”, un par de días antes me había estado preguntando las razones que me habían inclinado al camino de la escritura. Creo muy poco en las casualidades, así que quiero pensar que parte de esta afición viene de cierta forma tallada en mi código genético, lo cual me alegra mucho, porque al fin y al cabo es algo más que conservo de mi papá.
El segundo suceso es un poco más práctico, aterrizado, y te lo quiero compartir. Aprendí a leer a los 5 años. Nada especial, lo hice como la mayoría de los niños de mi patria, a fuerza de práctica y reprimendas de una profesora que te apretaba las orejas si te equivocabas al leer. El asunto es que aprendí a leer con los “Versos Sencillos” de José Martí, los cuales estaban impresos en letras grandes en el libro de lectura de primer grado.
No comprendía qué era aquella escritura que mezclaba nubes con sentimientos, y ni siquiera llenaba el renglón, pero que tenía un ritmo misterioso y adictivo que me incitaba a seguir leyendo. Recuerdo que una tarde le llevé aquello a mi madre y me explicó que se llamaba poesía, y que era escrita por personas que veían el mundo con otros ojos. No recuerdo exactamente si entendí la connotación de aquellas palabras en ese momento, pero tuve la certeza de que quería pertenecer a ese grupo.
Esos versos me han acompañado durante toda mi vida, y te reproduzco algunos de ellos al final, como otro regalo de cumpleaños.
Ya no estoy tan seguro, pero por si quedan dudas, quiero trasmitirte dos cositas con este mensaje:
1. Nada sucede porque sí. Hay algo grande, aunque oculto, detrás de que hayamos coincido de manera tan profunda en la vida; porque de ser dos extraños en la noche, comenzamos a compartir techo y estoy seguro que va a ser de por vida.
2. Quería compartirte otro pedacito de mí, para que me conozcas más. Es un regalo humilde, pero viene del corazón.
Feliz cumpleaños.
Versos sencillos:
Yo soy un hombre sincero...
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.